Esto es así gracias a la aparición de los nativos digitales. Nos referimos a ellos/as cuando hablamos de las personas nacidas en la década de los 90 en adelante ya que son personas que nacieron con un dispositivo tecnológico bajo el brazo prácticamente. Esto ha permitido que a partir de esas generaciones, la relación con los dispositivos sea mucho más intuitiva y fluida. Tanto es así que con la aparición de diversas plataformas sociales han sabido rápidamente sacarle provecho y utilizarlas a su favor. Los nativos digitales son prescriptores de productos, servicios, experiencias y marcas que emplean su destreza para moverse por el entorno digital para crear contenidos atractivos. Con el uso de internet hacia un mundo más doméstico, los nativos digitales comenzaron a volcar sus ideas en la red de manera inmediata y con una respuesta positiva (e inmediata también) por parte del público. Esta dinámica relacional ha sido puesta en vilo por parte de las marcas que notaron el nicho publicitario para explotar.
La profesión de influencer existe y se ha convertido en uno de los trabajos mejor pagados de los últimos años. De hecho, según el informe Influencer Marketing Hub, el negocio de la publicidad en redes sociales creció en 2020 cerca de 8.200 millones de euros.